Ojos miel con verde matiz,
pozos sin fin de hermosuras,
elegante sabiduría en sus brillos;
dulzura
es que la dulzura incluso le sobra...
Y son sus ojos miel, las alas de mi ángel,
eterno en mi sangre de letras;
efímero en el suelo de aguas y tierras.
Enamoramiento particular es el mío,
sin espanto, ni queriendo ojos miel;
que si están esquivo muda
y, si no están, busco imaginando su ternura.
¿Y qué dirán?,
sí, ¿Qué dirán
cuando en la mesa navideña diga…
es mi acompañante fiel, breve y eterna?
¿Qué dirán?,
sí, ¿Qué dirán
cuando en nuestra foto encuentren dos faldas?
¿Y qué pensarán aun sin vernos
cuando bese yo sus tersos labios,
sin saber qué hacer en su entrepierna de mujer?
¿Y cómo pude?
¿Y cómo fue?
Un amar así
en el que los vestidos sean compartidos.
No pude remediar enamorarme,
pero igual de mujer me siento;
admiradora de sus pechos,
cintura fina sobre caderas…
Y es que, sin quererlo, yo me encontré
gozando sin reproches en el espejo de mi ser.